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jueves, noviembre 20, 2014

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Escribe: Alejandro Javier Pérez Portocarrero

Alejandro Javier Pérez Portocarrero es miembro del Grupo Llaqtay y estudiante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el año 2014, su ensayo obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Ensayos "Perú: Agenda Nacional Pendiente, una visión de los jóvenes" organizado por el CIES, el CEPLAN y el Diario El Comercio.



El Perú busca, para el 2030, convertirse en un país desarrollado y sin pobreza. Asimismo, pertenecer a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Para lograr estos objetivos se plantea superar tres desafíos: la disminución de la desigualdad, la lucha contra el cambio climático y el fortalecimiento de la democracia. El presente ensayo aborda el desarrollo desde un enfoque multidimensional, que involucra calidad de vida e igualdad de oportunidades. Las propuestas de política van desde lo económico a lo social, enfatizando el papel de las instituciones dentro de una sociedad como la nuestra.

Para nuestro bicentenario, y en adelante, el Perú espera haberse convertido en un país desarrollado, miembro de la OCDE. Dicho objetivo exige plantearnos desafíos que superar. El primero es el de la desigualdad, porque el desarrollo solo será posible si cerramos las brechas de ingresos y oportunidades. El segundo desafío es la lucha contra el cambio climático, porque desarrollo no solo involucra un mejor desempeño económico, también calidad de vida. El último es el de la democracia, porque desarrollo significa tener instituciones inclusivas. Si logramos superar estos desafíos, habremos dado paso a una reforma política y social duradera.

Políticas públicas

Reducir la pobreza se logrará reduciendo el subempleo. Tenemos que incorporar a estos trabajadores al sector formal, brindándoles capacitación y condiciones laborales decentes. Si hoy ofrecemos oportunidades, en el futuro no necesitaremos caridad. Esto implica una legislación laboral adecuada, que permita una eficiente supervisión y la incorporación justa de mujeres y de personas con discapacidad. En el campo regional, es preciso llevar a cabo políticas orientadas a la integración e industrialización. Hacen falta infraestructura y macroregiones económicas, que vayan a la par con la aplicación del Plan de Diversificación Productiva.

Luchar contra el cambio climático a escala nacional requiere mejorar la protección de nuestros ecosistemas, reducir los gases de efecto invernadero y progresar en la gestión ambiental. La extracción de nuestros recursos debe desarrollarse con respeto a nuestros ecosistemas y poblaciones. Asimismo, es importante mejorar la gestión forestal, de diversidad biológica y de recursos para la vida humana, así como fortalecer el trabajo del Ministerio del Ambiente (Minam) en la regulación y erradicación de industrias ilegales. A escala mundial, el Perú, como principal involucrado, debe impulsar el compromiso de la comunidad internacional. Para ello, se hace preciso el uso de energía no contaminante y la aplicación de un modelo de crecimiento alternativo con un nuevo patrón de consumo sustentable. Construir nuestra democracia parte de entender el desarrollo como libertad, derecho e inclusión. La reducción del desorden social vendrá con el fortalecimiento de nuestras instituciones. Necesitamos fortalecer el sistema de representación política descentralizando las actividades polí- tico-administrativas, y no favorecer la corrupción. También debemos exigir a los movimientos políticos su articulación, para permitir un proyecto de desarrollo nacional. Es necesario desarrollar un Estado social sobre una base pluralista y tolerante, que se comprometa con brindar bienes públicos de calidad y en igualdad de oportunidades. No podemos hablar de crecimiento con inclusión social si continuamos teniendo ciudadanos de “segunda clase”.

El aporte de la juventud

Alcanzar nuestro desarrollo va mucho más allá de crecer económicamente. Implica reducir desigualdades, crear un medio ambiente sano y oportunidades en una sociedad democrática. Ante estos desafíos, todos los peruanos, y sobre todo los jóvenes, tenemos el deber de participar. La juventud es fundamental en el desarrollo del país. En principio, porque somos los que viviremos más tiempo y reemplazaremos a las actuales generaciones en la dirección del país. La otra razón es nuestra responsabilidad histórica de salir del tercer mundo.

Vivir en un país sin pobres significará solucionar los problemas de distribución de ingresos entre las personas. Esto quiere decir que debemos generar empleo con mayor productividad. Más productividad representa más capacidades y esta se logra con más y mejor educación. Como jóvenes, desempeñamos el papel principal en ese aspecto, y nuestra tarea consiste en exigir calidad de educación y aprovecharla. Esta calidad debe darse, cualquiera que sea su administración, pública o privada, y cualquiera que sea su nivel, básico o superior. No podemos esperar ser un país desarrollado si resultamos desaprobados en las evaluaciones que estos hacen. Tal es el caso de la reciente prueba PISA, elaborada por la OCDE, en la que nuestro país se ubica en último lugar. La nueva ley universitaria representa tan solo el primer paso. Para lograr una verdadera reforma, esta tiene que ir acompañada de una política nacional. No basta con regular la educación, hace falta impulsarla y esto requiere más presupuesto. La política nacional de educación tiene que ser integral y seria. Comprometamos a nuestros representantes con la educación. Esa es una de las mayores herramientas para nuestro desarrollo.

Nuestro papel es también fundamental en la lucha contra el cambio climático. Nos corresponde a nosotros, los jóvenes, modificar los patrones de consumo de nuestra sociedad, respetando el medio ambiente y comprometiéndonos en su preservación. Reforcemos las actividades que promueven conciencia, tal como lo vienen haciendo colectivos de jóvenes ambientalistas y animalistas. Seamos parte del debate y pidamos a nuestros gobernantes hechos y no palabras. Que se den facilidades para aquellas industrias sustentables e impongamos impuestos, y prohibamos las que no lo son.


El fortalecimiento de nuestra democracia incluye la participación de los jóvenes. Velar por el respeto de nuestros derechos y el de todos los peruanos es una necesidad y un deber. Promovamos un plan nacional de búsqueda de nuestros miles de desaparecidos durante el conflicto armado interno. Reconocer a nuestros muertos y darles justicia a sus familias es lograr la reconciliación nacional. Luchar frontalmente contra los corruptos también es democracia. Que hagan obras y que no roben debe ser la regla, no la excepción. Consolidemos nuestra democracia con instituciones inclusivas que incorporen a todos los peruanos en una sola ciudadanía. Sin políticas inclusivas concretas, el discurso de crecimiento con inclusión social solo será eso, un discurso. Dependerá de nosotros el Perú que tengamos en los próximos años.